"La percepción visual es pensamiento visual"

-R. Arnheim 

Miembro de la Academia Americana de Artes y Ciencias, formando parte de la Sociedad Americana de Estética logrando ser su presidente en dos ocasiones, Rudolf Arnheim fue un psicólogo, filósofo e investigador alemán.

Sus contribuciones y aportes sobre el arte y la estética, influenciadas por autores como Max Wertheimer y Wolfgang Köhler, brindan una perspectiva distinta a la psicología gestalt, siendo la percepción visual la principal tópica de sus postulados.

Aunque en un principio estaba interesado por el psicoanálisis, más tarde sus estudios le llevaron por otros enfoques. La Gestalt es la psicología de la buena forma, la configuración y estructura del todo y sus partes, por lo que esta teoría se adaptó perfectamente a sus intereses. 

Arte, Filosofía y Psicología.

Este autor comparte los postulados filosóficos que dictaminan que no existe nada en el intelecto que no haya existido con anterioridad en los sentidos, las tareas de acumular, relacionar, separar e inferir conceptos, se reservan a las más altas y complejas funciones cognitivas de la mente. 

A manera de síntesis, Rudolf pretende englobar todo el pensamiento divergente, ambiguo y en ocasiones contradictorio, haciendo énfasis en que "los filósofos griegos concibieron la dicotomía de percepción y razonamiento, aprendiendo a desconfiar de los sentidos, sin olvidar que la visión directa es la fuente primera y última de la sabiduría". 

Teniendo esto claro, Arnheim planteó comprender el arte a través de las ciencias cognitiva y los principios perceptuales de la gestalt, especialmente la percepción visual, estudiando a profundidad campos del arte como; la estética, el enfoque, los colores y el uso de figuras y formas, todo ello relacionado con las investigaciones que habían realizado sus profesores de la Escuela de la Gestalt. 

Refiriéndose a la percepción visual, área en la que se volvió experto, describe el aspecto "cognoscitivo" y "cognición", la sensación per se, y las operaciones mentales implicadas en la recepción, almacenaje y procesamiento de la información. La imagen a través del ojo humano, no resulta equivalente al mundo físico, creando una imagen mental del mundo que difiere en gran medida de lo observado. 

El mundo arroja su reflejo sobre la mente, y este reflejo sirve de material bruto que debe ser examinado, reorganizado y almacenado. 

Las imágenes, según el pensamiento visual, se dividen en tres términos; Representación, Símbolos y Signos.

Una imagen particular puede utilizarse para más de una de estas funciones, y a menudo sirven a más de una al mismo tiempo. 

• Un signo, denota un contenido particular sin reflejar características visuales, cualquier objeto visual es estrictamente un signo. Un triángulo puede ser un signo de peligro o jerarquía por sus principios en figura y forma. Los signos no son análogos, por lo que no pueden servir para el pensamiento, ya que no son arbitrarios.
• Un símbolo, implica un nivel abtracto más alto que los signos, sirve como símbolo al referirse a un tipo determinado de objeto o acción, cumpliendo la condición de que el observador es aquel que interpreta la simbología implicada. En este caso un símbolo está sujeto a conocimientos previamente aprendidos. 
• Una representación, se situa en los más variados niveles de abstracción, siendo la abstracción un medio por el cual la representación interpreta lo que retrata. Las representaciones no pueden ser una copia o réplica exacta, ya que se caracterizan por la imperfección.  

Tomando en cuenta los niveles de abstracción, una figura humana simple compuesta por signos como rayas y círculos, genera una representación, y es capaz de convertirse a su vez en símbolo si la representación es interpretada por un observador. 

El arte no está obligado a reproducir fielmente la realidad, sino que puede explorar y recrear artificialmente otras soluciones, que pueden llegar a incluso suplantar la propia percepción de la realidad. 

El arte desempeña funciones primordiales, crear belleza, estética, armonía y orden, la obra de arte genuina requiere organizaciones que implican o quiza todas las operaciones cognoscitivas que se conocen en el pensamiento teórico. 

Las Bellas Artes o Artes Libres, conocidas así debido a que eran únicas y dignas de la actividad de los hombres libres, tenían por objeto; el lenguaje y la matemática, siendo indispensables para la gramática, la dialéctica y la retórica, la aritmética, la geometría y la astronomía.  

La literatura, la arquitectura, la escultura, la danza, la música y la pintura, todas utilizan la información sensorial que se procesa a través de las más altas habilidades superiores, específicamente la pintura era la dependencia del hombre a imágenes ilusorias, siendo una manera sublime de representar dichas ilusiones. 

El artista, como el científico, interpreta el mundo que lo rodea y su propio mundo interno por medio de imágenes, ya que se vuelven comprensibles de este modo, a través de la imaginación. Volviendo visible lo invisible. 

ARNHEIM, R. (1986). El pensamiento visual. Trad. Rubén Masera. Barcelona: Paidós Ibérica